El gato o gato doméstico (Felis silvestris
catus) es un pequeño mamífero carnívoro de la familia Felidae. El gato está en
convivencia cercana al ser humano desde hace unos 9.500 años, periodo superior
al estimado anteriormente, que oscilaba entre 3.500 y 8.000 años.
Los nombres actuales más generalizados derivan del latín vulgar catus, palabra
que aludía especialmente a los gatos salvajes en contraposición a los gatos
domésticos que, en latín, eran llamados felis.
Hay docenas de razas, algunas sin pelo o incluso sin cola, como resultado de
mutaciones genéticas, y existen en una amplia variedad de colores. Son
depredadores por naturaleza, siendo sus posibles presas más de cien especies
diferentes de animales para alimentarse. También son animales que pueden
asimilar algunos conceptos, y ciertos ejemplares pueden ser entrenados para
manipular mecanismos simples.
Se comunican con gemidos, gruñidos y alrededor de un centenar de diferentes
vocalizaciones, además del lenguaje corporal.
Se cree que el gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) es su ancestro
más inmediato.
Sin embargo, al tratarse de una subespecie puede intercambiar —y de hecho lo
hace— material genético con otras subespecies de Felis silvestris. Se ha
detectado hibridación con el gato montés europeo. Esta hibridación masiva se
considera la principal amenaza para la conservación de las variantes salvajes.
Está incluido en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas
del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
También, de forma excepcional, se han obtenido híbridos fértiles con gatos
salvajes fuera de la especie F. silvestris; en la década de los 60 la criadora
Jean Mill comenzó un programa de cría cruzando gatos domésticos con un ejemplar
hembra de Prionailurus bengalensis, obteniendo tras diversos cruces la actual
raza de gato bengalí.
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